Tañen las campanas y comienzan a oirse los taconeos en la calle.
Murmullos por doquier.
En Salta , la guerrilla dirijida por Martin Güemes, hacian frente a los invasores del Alto Peru y les cerraban el paso.
La Independencia estaba declarada pero faltaba proclamarla.
Y los diputados trataron esta cuestion en Tucuman.
San Martin pidio con fuerza junto con Belgrano la declaracion de la Independencia.
Y en las afueras de la ciudad mucha inquietud habia.
Datos llegaban de Tucuman que iban recogiendo por el camino, los maestros plateros , dejando en su taller una partida de piñas de plata, recien llegada de Potosi.
Hacia un momento atras se escuchaban los golpes del martillo , la que trabajaban luego de enfriarla en los crisoles de arena en las que ya las habian fundido.
Damas de buena porte , salen de la tienda del platero y con sus encargos haran los festejos por la Independencia ya proclamada.
Una de ellas lleva un perol de plata en sus delicadas manos, era un infiernillo , braseros para sahumar y que seria el regalo , que en visperas de la Revolucion de Mayo , de Don Severo Isasmendi para el Virrey Cisneros.
Las casas ya estaban adornadas para los festejos y el maestro platero luciria sus objetos vendidos a las familias mas ricas de la ciudad.
En los armarios se lucen las vajillas bien lustradas, peroles, pebeteros ornitomorfos de metal filigranado.

Eloisa