" Las Viudas "

" Las Viudas "
acuarela sobre papel de arroz de alto gramaje

Damita en ropa interior, preparando su vestuario,




Preparando, el festejo.
Se oye un zurrido clamoreo, el tintineo de los aguateros y el tañir de las campanas.
La ciudad está despierta, se oye el rumor de los rezos como pregones del advenimiento de una nueva patria.
Unidad y equilibrio.
25 de Mayo de 1810.
Nuestra damisela esta preparando su vestuario, para el festejo.



Moliendo Maíz para los bollos Patrios del 25 de Mayo



25 de Mayo de 1810.
La mulata grita alborozada:
- Niña Catalina, hoy es día de festejo,salgamos al portón, hay festejo en todos lados.
Catalina, está hincada en el suelo de la cocina, preparando la mezcla de panecillos de harina de maíz para llevarlos al horno, que ya está encendido.
Las brasas están crepitando y Catalina comenzará amasando y colocando los panecillos en el horno.
Hoy es día de festejo.



Mayo es próposito, Mayo es acción, Mayo es `patria, Mayo es inmortal




Mi abuelo, José R. Millán, escribe en su libro: Historia Argentina, obra aprobada por el Consejo General de Educación en el Concurso de Textos para las Escuelas Comunes de la Provincia de Buenos Aires. Editor: Joaquín Sesé, Editor. La Plata.
Año: 1.916.
Le dedico a mis ancestros, quienes me dieron vida y puedo continuar con sus obras.
Página - 98-
Virrey Cisneros.
En Julio de 1.809 tomó posesión del mando el Virrey Cisneros.
Durante su gobierno llegó de España una sensacional noticia: Napoleón se había apoderado de dicha nación tomando prisionero a su rey Fernando VII.
El pueblo de Buenos Aires comprendió que la autoridad del virrey había terminado, puesto que gobernaba en nombre del mencionado rey y pidió Cabildo abierto.
El 22 de Mayo de 1810 ser reunió este Cabildo y declaró que el virrey cesaba su mandato, haciéndose cargo del gobierno una Junta compuesta de cinco personas, cuyo presidente era el mismo virrey.
Recién el dia 24 el pueblo tuvo noticia de la composición de la Junta t cuando vió que en ella figuraban dos criollos y dos españoles, su exasperación no tuvo límites, pues el Cabildo había decidido suprimier del gobierno a Cisneros.
Saavedra y Castelli, que formaban parte de dicha Junta, renunciaron, y el Virrey, sabedor del enojo con que el pueblo habia visto su nombramiento, también renunció.
La noche del 24 de Mayo.-
Los patriotas, reunidos en casa de Rodriguez Peña la noche del 24, consiguieron que se citase al Cabildo para la mañana siguiente.
En la reunión, estaban presentes: Saavedra, Belgrano, Castelli, Chiclana, Paso, Rodriguez, Guido, French, Beruti, Viamonete, Vieytes, Balcarce, Díaz Velez, Terrada, Donado, Darragueira, etc.
El pueblo, entre tanto, pasó toda la noche en la plaza y bajo los arcos del Cabildo, aguardando el nuevo día con ardiente entusiasmo.
El 25 de Mayo . Primer Gobierno Patrio.
La mañana del 25 de Mayo de 1810 se presentaba fría y lloviznosa.
Inmensa cantidad de pueblo rodeaba desde temprano el Cabildo, en cuya sala se iba a tratar un asunto de la mayor importancia.
Los criollos ostentaban en el ojal del saco o en el sombrero, cintas celestes y blancas,creada por French,  para indicar el partido a que pertenecían, reflejándose en sus semblantes una actitud decidida.
Los cabildantes se reunieron para considerar las renuncias presentadas el día anterior por los miembros de la Junta; pero la multitud , exaltada por el patriotismo, exigía que inmediatamente se nombrase una nueva Junta ya proclamada por la simpatía popular.
Como pasara el tiempo y no se sabía nada, el pueblo, que se encontraba exaltado y ansioso de una respuesta, se precipitó en la sala e impuso a los cabildantes que era su voluntad el nombramiento de una junta de gobierno compuesta así:
Presidente: D. Cornelio Saavedra; vocales, don Manuel Alberti, D. Miguel Azcuénaga, D. Manuel Belgrano, D. Juan José Castelli, D. Juan Larrea y D.Domingo Matheu; secretarios, D.Mariano Moreno y D. Juan José Paso.
Ante esta determinante decisión popular el Cabildo proclamó el nuevo gobierno, que fué recibido por los patriotas con indescriptible regocijo.












25 de Mayo en la Provincia de Salta.

La Cucaña.
Episodio de una fiesta cívica en Salta.
La alegría popular no tiene límites al anuncio de las cucañas, rompecabezas, a la mañana, y fuegos artificiales por la noche. Todos los edificios del rededor de la plaza son iluminados. En las recovas se colocan asientos en forma de anfiteatro. Grueso público pasea por la plaza o se instala en los lugares propicios: ramas de arboles, cornisas, ventanas y columnas. No quieren perder ni un detalle de aquella fiesta, que es para ellos un regalo del cielo.
Nada saben de patria, ni entienden el significado del 25 de Mayo. Viven prendidos a sus cerros con la misma fuerza que las piedras, y si cambian de lugar es para caer hasta el bajo con la carga de las industrias, o de los santos... Cuando les toca coincidir con las fiestas los sorprende una felicidad no soñada.
El pequeño Julián, hijo de la viuda del leñador ño Paulo, no hace sino pensar en el día 25. Muchas veces acompañó a su padre, con las piaras, a la ciudad, y descargando leña en el patio de la escuela de la Viña, oyó hablar de Belgrano, San Martín, el gaucho Güemes, y también de las cucañas, fuegos artificiales. Por fin realizaba el deseo de venir, y así poder llevar alivio a su madre y hermanitos.
Tiene apenas 10 años; no recuerda sino miserias; pero su inteligencia despierta y su salud solo pueden darle alegría.
Se levantó antes de amanecer; con el canto de los gallos preparó su burrito y alistó las ojotas, el saco negro con anchas mangas dobladas, y el pantalón emparchado en las rodillas y sentaderas, y aquella camisa de trué con cuello dado vuelta.
Por sombrero lleva, como todos los días, su viejo capacho.
Entró en la ciudad por la calle de la Florida y ya alta la mañana.
- ¡ Eh, Julián, a donde y tan solo y sin alforjas !
- ¡ Julián, bájate y juguemos a las caritas!
-Julián, has traido las livis, vamos a cazar chachapollas( aves silvestres ).
- Julián, ayúdame como el otro día, a varear los gallos para las riñas de esta tarde.
-¡ Eh, dónde has perdido la leña!
Y no sé cuantas cosas más oyó al atravesar la calle para llegar a la plaza.
Todos los muchachos de las ventas de ese barrio le conocían. Su agilidad en los juegos de la ciudad y de campo; su bravura para pelearse con muchachos mayores; su aire infantil y formal le revestían de autoridad.
Cuanto llegó a la plaza, encontró otros muchachos listos para la prueba. Nada dijo: pero sus ojillos tuvieron una sonrisa de lástima al observar cuales eran sus competidores.
Este es un pobre renacuajo, enclenque y harapiento; aquel un gordinflón, puro sebo; ese otro, un rengo inútil, lleno de hiel, consentido u nada más; el de más allá, ese mataquito, con poncho hasta el estómago, que pelea con los gringos por dos centavos: ese...¡ pst !cualquiera le moja la oreja, o le quita el poncho; y el otro, el francesito salchichero, repartidor de morcillas hechas de sangre de cuchis y pilas, y en fin, aquel negrito bozal, dientes de mazamorra, cara de rallador y brazos de mono.... A ése le tenia un tanto de miedo, aunque no lo confesaba.
Pero nada le detendría ese 25 de Mayo. Vino soñando en llevar dinero, y bien seguras se plantaron sus piernas en la plaza. Así de pié, esperó. Los niños de las escuelas desfilaban frente a la pirámide; todos vestían de nuevo y cantaban el himno acompañados por la banda del 5to de Caballería.
El frío era intenso, seco; pequeños copos de nieve, como mariposas, caían lentos. Algunos transeúntes llevaban paraguas; los más, sin nada, con el cuello levantado , el sombrero bien gacho, las manos en los bolsillos o soplándose los dedos rumbeaban para la plaza.
Iban apeñuscándose al derredor de las cucañas que ostentaban los atados de premios mayores.
Julián, colocado en un punto adecuado,midió la distancia, y esperando la señal del comisario municipal, se lanzó como una flecha. Su empuje le abrió camino; cuando llegó al pie de la cucaña ,as alta, se quitó las ojotas, el saco y comenzó a trepar como un gato. Los dedos de manos y pies parecían garfios por su fuerza para sostenerse. El negro se le puso abajo y lo garroneaba. En otras cucañas subían más muchachos; los rompecabezas estaban repletos.
Los que resbalaban tres veces hasta el suelo debían ceder su puesto. Julián se vino una; pero gracias a su entereza, se sostuvo casi sobre la cabeza del negro.
La nevada seguía arreciando. Todo se cubría de una
capa blanca, y los cerros, a la distancia, adquirían vida con los innumerables churquis vestidos de copos, haciendo resaltar los troncos oscuros, como si fuesen una procesión de clérigos en marcha con grandes paraguas.
El negrito izquierdeaba a más y mejor; pero Julián no tenía sino un pensamiento: volver al rancho con todo aquel dinero.Veía asomar los bonos en la punta de la cucaña y nuevo brío empujaba sus músculos al triunfo.
Las escuelas seguían desfilando: ahora cantaban, en un tablado, bajo el Cabildo, un himno al Señor.
Una niñita, vestida de azul y blanco, declamó enfaticamente:
Al cielo arrebataron nuestros gigantes padres
El blanco y celeste de nuestro pabellón.
Llegaban las gentes rústicas de los cerros, unos en burrito, otros en mulas, en diestros caballos, con las alforjas repletas de quesillos frescos, patai, roscas de orejones, quesitos de cabra, miel de alpamisque o lachiguana ( miel de abeja silvestre); a veces caían los bolivianos, con chiguars( bolsas de cuero con coca u otras cosas) , manzanas de Tilcara, arrugadas, arenosas, con perfume estimulante y aspecto entre amarillo y lacre. Pero nada distraía la atención de los changos serranos. Se hacían apuestas a Julián, y al mataco que subía en otra cucaña. Éste se quitó el ponchito, y su camisa harapienta parecía echar al viento su miseria a cada esfuerzo del dueño: porque escapándose del pantalón, apenas sujeto por un tiento, volaba en tiras dejando al descubierto el lomo curtido. ¡ Cómo había de palanganear, si consiguiendo algún premio, lograba comprarse aquel trajecito que viera en la tienda de Saravia, al lado del tagarete; o se compraria , mejor el petiso que le ofreció don Campos!
¡ Eso de caminar diez cuadras para llevar el cuartillo y dos palos de leña, le tenía harto!
Julián llegaba; inútilmente el negrito, agilitando más y más, brazos y piernas, quiso prenderse de las corvas para hacerle caer; Julián  arremetió diestramente, y en unos cuantos saltos estuvo casi en el término. Se quedó prendido con el brazo izquierdo; con el derecho dió un manotón certero y cogió en manojo. Empuñado, comenzó a bajar no de un golpe, sino despacio , sacudiendo los billetes al tiempo de gritar: ¡ Viva el 25 de Mayo!
- ¡Viva !- coreraron todos.
Cuando pisó firme, se vió rodeado por sus competidores. El negro no estaba.
- ¡ Danos albricias!
- ¡Convidanos con algo !
- Niño, compre orejones, quesitos; mire esta frazada para su mamá.
Nada compró Julián. Con emoción contenida desató el fajo , porque así no cabía en ningún bolsillo.
Llenó los del pantalón, los del saco y aun le quedaron para meter al seno.
¡ Cincuenta bonos de un peso!¡ Cuanto dinero, nuevo, crujiente! ¡ Lo cambiaban por ochenta y sesenta centavos !
- Son muchos, son cincuenta, danos para bolillas!
- Danos para rosquetes.
Y Julián, montado en su pollino, tiró unos cuantos que se abrieron como alas, para flotar un instante revoloteando, y caer en las manos que en alto los esperaban. Confundidos, en montón, se apretaron para recogerlos, o quitárselo al que tomara alguno; pero ya el hijo del leñador habia doblado la esquina de la plaza, siguiendo por la calle Florida, al trotecito de su burro.


Este libro de lectura, lo escribió mi abuela Adelina Mendez Funes de Millán.
La autora del relato es: María C. Bertolozzi de Oyuela.
Nació en Salta y escribió otros libros :
La flecha del Inca y Otros sabores de mi tierra.


25 de Mayo en Salta.






Recuerdos del antiguo Paraná .


Mi tía ,  Naima Millán, relata los antiguos modos del vivir , cotidiano de  pasadas épocas de Paraná.
Siento que ella me sonrie , me alienta desde su tumba.
Dedico mi vida al arte y también escribo, es parte de mi vida el relatar las vivencias de mis antepasados.
Y  también , recurro a mis archivos y muestro , las lecturas que  me entusiasman.
Los momentos de caudillismo de Entre Rios de el Paraná, esa historia de : 1848 ,  1830 , 1810.
Tiempos del Doctor José Millán y Fuensalida que había estudiado en Chuquisaca , cuando El Supremo, Pancho Ramírez le pidió fuera su médico particular.
Época de la muerte de Camila, y la tiranía de  Manuel de Rosas Época también de Juan León Sola.
Todos ellos , son mis antepasados e iré relatando palabra por palabra lo escrito por mi querida Naima Millán.
La historia , de nuestra amada América y la llegada de la Colonización.
Es mostrar  , el gran respeto a esa parte de la historia: La llegada de los Españoles.
Por ese motivo y por muchos más , le dedico este capítulo ,  a mi antepasado a la cual conocí , Naima.
Mis abuelos :

No conocí a mi abuelo Carlos , muerto en plena madurez , dejando como única herencia una mujer de treinta y seis años , y seis hijos y una modesta casa y algunos asuntos tan enredados que nada pudo obtenerse en beneficio.
Con mano enérgica y clara inteligencia , mamá Robustiana dirigió
tan bien su familia y su casa que logró un relativo bienestar y costeó
la carrera del magisterio a tres de sus hijos.
Era una señora alta , un poco gruesa y morena de aspecto agradable
que cuidaba mucho su atuendo y su conversación revelaba a una persona práctica y de buenos sentimientos.
Había sufrido mucho ,  seis meses después de la muerte del abuelo Carlos , falleció Liborita de escasos quince años.
Como un acto de recuerdo y de amor ,  mamá Robustiana nos prestaba, con toda suerte de recomendaciones" El Cura de aldea de Perez Escrich única novela leida por su hija siempre recordada.
Carlos, el mayor de apenas 16 años fué un eficaz ayudante en la dura lucha por la vida.
Había estudiado inglés  y francés con profesores y su facilidad idiomática le permitió aprender o comprender , italiano , portugués
alemán, griego y latín.
No pudo estudiar, pero era un erudito. Lástima que tan buenas cualidades no fueron aprovechadas. Le faltó la guia paternal y el arbol , se torció.
Mi abuela , sabía más que un ministro de economía para dirigir su pequeña hacienda y nada escapaba a su espíritu emprendedor y sagaz .
Sabía leer y escribir y de pequeña  en Gualeguay , su ciudad natal
aprendió toda clase de labores de aguja que luego le sirviera para aumentar su modesto presupuesto.
Las aves del corral y la quinta y los árboles frutales también entraban en aquella difícil tarea de " Con poco, hacer todo "
Era muy religiosa , a todos los nietos nos enseñó a rezar y por la tarde , siempre dirigía sus oraciones para agradecer el día que ya terminaba.
Cosa rara en la sociedad de su tiempo ,  no le gustaba el mate y no pudo aprender a fumar como sus amigas.
Gustaba recordar su familia y anécdotas sobre ellos. Yo conocí a Mariquita, una hermana , madrina de papá a quien nunca pudo llamar sino Carlitos.
Mi abuela Liboria , en su juventud , había sido muy bonita.
Yo la conocí ya muy anciana, era bajita , delgada, vestía siempre de negro y su salud era mala, pues padecía de anemia y después de cataratas que no podían operarse .
Le gustaba contarnos cuentos y los de Perrault eran sus favoritos. Ante los había sido mamá y sus hermanas , después nosotros.
Sentada en una mecedora , su infaltable cigarro en la boca , oíamos silenciosos los hechos fantásticos y también cosas del tiempo de Rosas pues ella vivió desde los doce a los diez y ocho años, época en que se casó.
Dejo, bajo esta hermosa historia real del antiguo Paraná ,  también las fotografías de : Mamá Robustiana que con tanto valor , sustentó sus seis hijos.
También la de su esposo Carlos Millán, que falleció cuando ella tenía treinta y seis años.
Gracias amados y jamás olvidados , genes de mis antepasados.



Robustiana Reynoso y Almeida.

Carlos Millán.
Ahora, expondré una lectura de mi abuela ,  Adelina Mendez Funes de Millán.
El libro de lectura editado por Peuser  editores.
La autora: Mi abuela.
Obras de Arte en la Argentina.
_____
Pasaje del Paraná
En la casa de Gobierno de la ciudad de Paraná, ocupa totalmente una pared lateral del salón de recepciones. un óleo del pintor Emilio
Caraffa. La tela es de gran dimensión: aproximadamente tres metros por seis metros.
¿ Como no detenernos ante este grandioso cuadro?
La crítica ha consagrado a Caraffa por su técnica y por sus creaciones, uno de los primeros pintores argentinos.
En esta obra son notables la diafanidad de la atmósfera. la intensidad de la luz sobre las aguas , sobre los campos.
Los rayos del sol , iluminando aquellos grupos de valientes que atraviesan a nado- ávidos de libertad- uno de los mas grandes y caudalosos ríos americanos ; los altos jefes del ejército , de enérgica y firme apostura ,en la mirada fulgurando el ideal que los anima; el horizonte amplio como el sentimiento que consagra aquel momento histórico; todo un conjunto técnicamente irreprochable ,
artisticamente soberbio ,fijando en la tela, para la posteridad, el memorable Pasaje del Paraná , por el ejército que comandaba el general Justo José de Urquiza.
En primer término, sobre la barranca, Urquiza a caballo, destaca su recia figura de caudillo, tocado de largo poncho y sombrero de copa, su clásica indumentaria de campaña.
Vigila las operaciones del vado y dá órdenes. Es su retrato fiel , en su gran tamaño. A su lado Purbis, el perro inseparable, compañero fiel de Urquiza en todas sus campañas.
Todo vestido de rojo , el trompa- en un plano inferior- arregla la montura.
Otro personaje se destaca en este plano cercano: el general Lamadrid , figura heroica, montado en un caballo blanco.
Allí está el estado mayor; entre los generales que van a la cruzada libertadora, poseídos todos de una secreta seguridad en el triunfo. está Mitre, sereno , observando la tropa.
Sarmiento, de amplio torso y ceño adusto, a caballo también , escribe. Acaso en ese momento toma apuntes para redactar al día siguiente aquel párrafo de su documentación valiosa, por ser testigo ocular: El sol de ayer ha iluminado uno de los espectáculos más grandiosos que la naturaleza y los hombres pueden ofrecer: el pasaje de un gran río por un gran ejército...."
Todo esto en lo alto de la barranca.
Hacia abajo, el ejército  vestido de rojo , pasa entre los cardales, llevando al frente la bandera argentina y entrerriana. Banderolas, lanzas, armas...
El río anchuroso, claro , en ese día memorable, muestra sus aguas abiertas en surcos por las filas viboreantes de hombres lanzados en línea oblicua en su corriente.
En la otra orilla se ven las lanchas llenas de hombres.
Por las lomas que al río se inclinan, descienden centenares de hombres que integran el ejército que, en Caseros dará fin a la tiranía de Rosas.
Desde la puerta, al retirarnos, nos detenemos a mirar una vez más: las figuras se agigantan, cobran nueva vida y movimiento y nos sentimos envueltos en aquel glorioso pasaje de tropas que se lanzan a inaugurar una era de paz, trabajo, de libertad y progreso
Adelina Mendez Funes de Millán.







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